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Amar sin apegos es amar en libertad. Pero no todo es como lo pintan. Si quieres saber cómo lograrlo, tienes que leer esto.
El amor no es amor cuando agregas calificadores, expectativas y propiedad. Si realmente queremos amar a alguien, tenemos que aprender a hacerlo sin apego. Pero claro, es más fácil decir que hacer. En este artículo, te llevaré a través de los pasos importantes para amar sin apego.
Índice
2. Honestidad
4. Borrando la idea de la propiedad
6. Paz interior, poder interior
Amar sin apego e incondicionalmente no se trata de olvidar tus límites personales en un esfuerzo por amar a alguien más. De ser así, no es amor, es algo tóxico, desequilibrado, y lejos de lo incondicional. En muchas formas, es un amor egoísta. ¿Por qué? Porque cuando no te respetas, sacrificar tu bienestar por el amor a otro, se deja de tratar de ellos, y se trata de ti.
Entonces, amar sin apegos empieza con respetarte a ti misma, entender las formas en que amas, y dar ese amor a otros de una manera que te enriquezca, y no acabe contigo. Suena difícil, pero sólo requieres un poco de consciencia, y práctica.
Es por esto que este es el primer paso. Tienes que entenderte a ti misma, y el valor inherente que hay en ti misma. Entonces, tienes que respetar quien eres, tomar acciones decisivas que se alinean con ese respeto y valor que entiendes que tienes.
Amar sin apegos, en muchas formas, es equivalente a amar con honestidad. No hay decepción, ni negación, sólo una completa aceptación del amor, su manera, y sus formas de expresión. Ser honesta con el amor es un arte multifacética. Tienes que ser honesta contigo misma, con tus limitaciones, y honesta con el objeto de tu afecto. Se requiere de mucha introspección, mindfulness, y consciencia.
Primero, tienes que ser honesta contigo, entender tus límites, tu lenguaje del amor, y los límites de tu amor. ¿Cuál es el motivo detrás de tu afecto? Cuando llegas a los límites sanos de tu expresión del amor, necesitas ser honesta contigo misma al respecto. De esa forma, siempre serás verdadera, genuina, y amarás con absoluta libertad.
Cuando analizas los patrones y comportamientos que exhibes cuando estás enamorada, ¿de qué te das cuenta? ¿Hay tendencias de posesión, propiedad o apego? Si es así, es importante ser honesta contigo misma. Recuerda que el amor no es propiedad ni posesión. El amor se da y se recibe libremente, sin obligación. Entre más hay, más capacidad de amar.
Ser honesta contigo misma te permite separar lo positivo y negativo de tu forma de amar. Entender tus limitaciones te permite mantenerte feliz, sana, y capaz de amar lo más posible. Cuando reconoces estas cosas en ti, podrás comunicarte con honestidad con tu pareja, o con quien sea que sea el objeto de tu afecto.
Estas dos cosas son la meta de amar sin apego. Entonces, ¿por qué están como pasos? Porque, de forma similar a los puntos anteriores, estos elementos de amar sin apego son cosas que podemos aprender y practicar en el camino. La visión de la autonomía y la libertad es fácil si sólo estás viendo tu propia perspectiva. Que lindo es poder amar y ser amada sin preocupación, sin apego, y libre de hacer lo que quieras, ¿no? Sentirte libre y como si pertenecieras, de forma simultánea.
Pero, ¿qué pasa si inviertes la perspectiva? ¿Qué pasa si tu pareja ejercita esa libertad y autonomía de la manera que se le antoje? Podría no alinearse con tus esperanzas, deseos, e ideas sobre como “debería” ser una relación, o cómo “debería” actuar esta persona, o las decisiones que “debería” tomar.
El punto aquí es que la autonomía y libertad del apego requiere práctica. Empieza por entender un hecho simple: las personas se merecen el mismo nivel de libertad que deseas para ti misma. Empieza a dársela y te convertirás en una agente de la libertad, así como imaginaste.
Muchas personas confunden el amor con la propiedad. “Esta persona está en una relación conmigo, es mía. Es parte de mi historia.” Ese tipo de pensamiento es tóxico, pero es algo que la mayoría de las personas tienden a pensar. Y aunque la lealtad mutua, responsabilidad y expectativa razonable es parte de una relación sana, estas cosas son muy distintas a la propiedad.
La idea de la propiedad nos lleva a problemas de apego. Por ejemplo, pensamos que esta persona nos debe algo porque lo amamos. Pensamos que podemos cambiarlo, mejorarlo, o llevarlo por nuestra vida sin consideración alguna por él. Hay muchas formas en que este pensamiento se muestra en una relación.
Reconoce que tu pareja tiene la misma libertad para manejar su vida como tu la tienes con tu vida. De la misma forma, no quieres que te limiten, o que te digan que hacer, y lo mismo puede ser dicho de él. Es tan libre como tu lo eres.
Mucho de la intimidad gira en torno a ser vulnerable. ¿De qué se enamorará una persona si nunca te abres con ella? La vulnerabilidad es clave para lograr la intimidad con la persona que amas, y es importante para amar sin apego. La vulnerabilidad permite que esa persona te entienda mejor; le permites ver quien eres, tus heridas, fortalezas y debilidades, y tu lado real, honesto, y humano.
Abrazar tu vulnerabilidad te da la habilidad de fortalecer tu relación. Además, la vulnerabilidad erradica el miedo. El miedo es una de las principales razones por las que dudamos de mostrar nuestro lado vulnerable.
Tenemos miedo de lo que la gente podría decir, o de no ser comprendidos. El apego tóxico es una respuesta basada en el miedo. Cuando dejas que tu vulnerabilidad salga a la luz, y te aceptas a ti misma, erradicas el miedo. Erradicando el miedo, debilitas el apego, y tu amor se vuelve más puro.
Preguntarte por qué amas podría ser irrelevante, o hasta vago. Pero ahí está el tema: si es importante. La razón por la que elegimos amar pone el tono para cada aspecto de como expresamos el amor.
Por ejemplo, si el amor viene de un lugar de necesidad o insatisfacción, puedes sentir infelicidad, aunque estés con la persona que amas, proyectar tus inseguridades, o amarlo con condiciones, apego, y obligación. Amar sin apego involucra estar bien con tu ser interior. Cuando encuentras esa paz interior, encontrarás el poder interior.
Es muy seguido que buscamos pareja para arreglar un dolor interior. Sé que soy culpable de esto en relaciones anteriores; como una forma de ignorar lo que nos molesta, buscamos compañía, amor y atención.
Esto puede llevar a más problemas. En vez de buscar una solución a nuestros problemas internos en otras personas, necesitamos encontrar la solución en nosotras mismas. Entonces es cuando encontramos la paz interior.
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