Home > Pareja > Cómo saber si es amor o dependencia
Para una relación sana, es importante que sepas cómo saber si es amor o dependencia. No quieres caer en esta trampa del amor.
Todo a tu alrededor, has escuchado las palabras “amor verdadero” y “alma gemela”, siendo usadas sin miedo alguno. Hay una creencia común de que sólo puedes ser feliz si encuentras a la persona correcta, que te complemente, que el amor es una droga poderosa de la que no se puede escapar. Pero, una relación tan intensa, tan consumidora, ¿es amor verdadero, o algo más?
Puede que hayas escuchado la palabra “dependencia” o “codependencia”, pero no estás segura de lo que significa. ¿Cómo puedes saber si tu relación es sana o si tienes algo que, a veces, se conoce como adicción al amor?
Índice
3. Las diferencias clave entre amor y dependencia
5. Estrategias para superar la dependencia
El termino se origina de la adicción a las sustancias, y tiene varias definiciones, que a veces, son bastante vagas. La explicación más simple es que la dependencia es buscar amor, basándote en sentimientos de inseguridad e inadecuación. Una persona dependiente busca a una pareja para poder reparar su propia autoestima, aliviar su dolor, y completar su vacío interno. Lo que termina por pasar es que esa pareja no puede ser la persona que es.
En vez de eso, se ve forzada a cumplir el rol que la persona dependiente a elegido para ellos. Por ejemplo, una fuente infinita de seguridad y amor incondicional. Pero, nunca hay suficiente amor. La persona dependiente sigue trabajando para intentar complacer a su pareja, para asegurar que reciba el amor que necesita. Se vuelve un hábito perpetuo con pensamientos obsesivos, y comportamientos compulsivos. Es por esto que la dependencia es conocida como adicción de relación, o adicción al amor.
La primera etapa de esta adicción es algo muy similar a cualquier relación romántica, pero hay una cantidad inusual de atención hacia la pareja, y el fuerte deseo de complacerla. Gradualmente, esto progresa a una obsesión, donde la persona dependiente empieza a racionalizar el comportamiento problemático en su pareja. Los límites sanos empiezan a borrarse. La persona dependiente se aleja de amigos, y abandona actividades placenteras, para concentrarse en su pareja.
La segunda etapa de la dependencia se caracteriza por un aumento en los esfuerzos por ignorar los aspectos problemáticos de la relación. Hay crecientes sentimientos de ansiedad y culpa en la persona dependiente. La autoestima empieza a caer, y la persona empieza a hacer compromisos para mantener la relación.
Todo este tiempo, el resentimiento, enojo, y decepción empiezan a crecer, conforme la persona adicta intenta (sin lograrlo) cambiar a su pareja por medio de manipulación, molestia y culpabilización.
En la última etapa de la dependencia, las emociones empiezan a pasar factura a la salud física. Las personas dependientes sufren de una variedad de desordenes relacionados al estrés, como dolores de cabeza, problemas de sueño, problemas digestivos, alteraciones alimenticias, alergias, etc. La adicción y los comportamientos obsesivo-compulsivos toman fuerza, y los sentimientos de enojo, y desesperación y desesperanza empiezan a crecer.
¿Cómo diferenciar el amor sano y la dependencia? La mayoría de las personas experimentan una avalancha de emociones cuando se empiezan a enamorar de alguien. Sin embargo, en una relación sana, la euforia inicial se desvanece, y se transforma en un contento calmado.
Con la dependencia, la relación tiene raíz en sentimientos de inseguridad y baja autoestima. El resultado es que la persona dependiente pierde sentido de si misma, y se concentra por completo en las necesidades de su pareja.
Podríamos argumentar que cierta cantidad de dependencia es algo sano; después de todo, ¿el amor no se trata de poner a tu pareja primero? ¿No es el punto de estar en una relación saber que tienes a alguien a tu lado? ¿Qué tiene de malo no ser una persona totalmente independiente, al empezar una relación?
La parte destructiva de la dependencia empieza cuando hay elementos de falta de autoestima, miedo, y rechazo. En una relación sana, hay seguridad personal y confianza. Disfrutas del amor de tu pareja, pero no hay una necesidad de sentirte amada y aceptada, todo el tiempo.
Es importante notar que las relaciones no son blanco y negro. Las personas en relaciones dependientes experimentan algunos beneficios, pero esto suelen ser de corta duración, y ahogados por los sentimientos de inseguridad.
Entiende que no puedes complacer a todo el mundo, todo el tiempo. Está bien si tu pareja se siente decepcionada o enojada contigo, ocasionalmente. No te sientas culpable si no siempre puedes estar ahí para él. De vez en cuando, elige ser tu propia prioridad.
Tu felicidad no puede depender en el hecho de que tu pareja esté feliz, o no. Las discusiones son sanas en una relación. Cuando hay desacuerdos, primero toma tu distancia, deja que las cosas se calmen, y entonces, discute las cosas de manera racional.
El principal problema con la dependencia es que te concentras demasiado en tu pareja. Pero, no puedes ser una buena pareja para la persona que amas, hasta que no aprendas a amarte primero. Pasa tiempo con tus familiares y amigos, encuentra un hobby, acéptate como eres. No hagas de tu pareja el centro de tu universo.
Un terapeuta puede ayudarte a entender tu relación, y navegar tu camino hacia afuera de la dependencia. No hay vergüenza en buscar ayuda. No dejes que el estigma real o imaginario hacia la terapia destruya tu relación.
No tienes que estar atada. No se supone que no puedas respirar sin una pareja. No tienes que tener una nube oscura que te sigue, cada que no estás con él. Cuando necesitas a alguien para respirar, o ser feliz en la vida, no es amor. Es miedo, es inseguridad. Esa es la dependencia, y no tiene nada que ver con el amor.
A veces, no te das cuenta que estás en una relación dependiente. Puede que creas que es normal amar tanto a alguien, que necesitas estar con él, 24/7. Puede que creas que es normal amar tanto a alguien, que, sin él, preferirías morir. Puede que creas que es normal amar tanto a alguien que no puedes recordar una vida sin él.
Pero sí tenías una vida antes de él. Y deberías tener una vida sin él. Se supone que el amor es mágico, algo que levanta tu ánimo, y te hace sentir agradecimiento por cada cosita en tu vida. Se supone que te hace una mejor persona, una mejor amiga, hija, un mejor ser humano. El amor no absorbe la vida de todo lo que es bueno. No te enferma de miedo. No destruye tu corazón.
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