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A veces, lo mejor es dejar ir. ¿Cuándo es el momento de soltar a alguien? ¿Cómo soltar a una persona? Estas preguntas, y más, tienen respuesta, aquí.
Sin importar qué, siempre es difícil soltar a una persona, pero es más difícil cuando es a alguien a quien quieres. Nunca sucede de manera fácil. Puedes evitar soltar a una persona, porque es muy doloroso, y no tienes idea de cómo empezar. Este artículo te dará las herramientas para que puedas empezar a soltar a una persona, cuando sientes que no estás lista para hacerlo.
Índice
2. Separa tu energía emocional
4. Siente las emociones que vienen con soltar
7. Concéntrate en lo que controlas: tú misma
8. Soltar es un proceso, no un destino
Soltar a una persona es un proceso intenso, y confuso, muy similar al duelo. No sabes a dónde va, y cada día es diferente. En el mejor día, piensas que es la mejor opción, pero en los peores días, la duda te atormenta. Soltar a una persona requiere varios intentos, antes de poder lograrlo. Algunas personas escogen nunca hacerlo, porque la idea del dolor que ocasiona, es algo aterrador. Hay personas que prefieren quedarse en relaciones abusivas, porque es menos doloroso que enfrentar la soledad.
Nadie debe quedarse en una relación abusiva, sea de pareja, amistosa, o familiar. Es una decisión individual que tienes que tomar, con convicción. Esto crea un punto en el que la gente se congela, evitando que puedan seguir adelante. ¿Cómo empezar? ¿Cuáles son los pasos?
Este es un ejercicio que te puede ayudar: Cierra tus ojos, e imagina que hay círculos a tú alrededor, y tú estás en el centro. La gente en la que confías más, están en el centro, contigo. Ahora, pon a la gente en la que confías menos, en uno de los círculos externos, y a las personas en las que no confías, lo más lejos del centro.
Ahora, imagina a la persona que quieres soltar, lo suficientemente lejos del centro, que ya no sientes su energía. Es un ejercicio que suena simple, pero para que te ayude, requiere práctica. Visualiza a esa persona al borde de tus círculos, o incluso, en otro lado del mundo. Esto crea una distancia emocional. Estás imaginando su energía lejos de ti, lo que te hace sentir con más fuerza.
Cuando terminas con una relación, de cualquier tipo, es una oportunidad para analizar lo que sucedió. Estresarte por lo que la otra persona hacía, es entendible, pero voltear a ver tu papel, ayuda a llevarte esas lecciones contigo, para que no te vuelva a pasar. ¿Qué funcionaba? ¿Qué no funcionaba? ¿Puedes identificar los patrones disfuncionales, de los cuales aprender? ¿Ignoraste los focos rojos?
Tener la habilidad de aprender de tus errores, mejora mucho tú autoestima, y te ayuda a crear relaciones emocionales sanas. Por más doloroso que sea, tomar responsabilidad te lleva a conexiones más sanas, en el futuro.
La parte más difícil de terminar una relación, es el sentimiento de pérdida. El dolor suele recordarte otras pérdidas. Pero, aceptar ese dolor es la única forma de completar la lección de lo que esa relación tiene que enseñarte. Haz el esfuerzo de quedarte quieta unos minutos al día, para dejar que los sentimientos salgan a la luz. Usualmente, al dolor no le toma mucho tiempo para salir, pero tomarte el tiempo de, literalmente, llorar, te ayuda a liberar el estrés.
Tener un diario, en el que escribes tus emociones, ayuda a curar. Contar tu historia, te permite una forma segura de soltar tus frustraciones, y expresar los pensamientos privados, sin la preocupación de ser juzgada. Escribir te ayuda a aclarar lo que es importante, y a ver el progreso, a través de los días.
Regresar a leer días pasados, te demuestra lo mucho que has crecido. También es una gran manera de llegar a la raíz del problema. Conforme sigas escribiendo, llegaras a niveles más profundos, y, a veces, conectar con los eventos del pasado que más necesitas curar.
Leer la mente es un intento por entender lo que salió mal. Cuando quieres soltar a una persona, puede que te obsesiones por saber lo que esa persona siente. Desafortunadamente, asumir esas cosas crea una historia de victimización, contigo como el personaje herido. Esta historia valida tu enojo, al inicio, pero pronto se vuelve enfermiza, especialmente si es lo que le compartes a otras personas.
Las asunciones más negativas, hablan más de tu historia personal, que de los hechos. En otras palabras, estos pensamientos tratan más de ti, y tu pasado, que de la persona con la que te estás obsesionando. Recuerda, sin importar cuando creas conocer a alguien, asumir sus pensamientos, no es una buena forma de usar tu energía emocional.
La meta final de soltar a una persona, es terminar con la manipulación. El control te da una falsa sensación de seguridad, y agota tu energía, cuando los intentos de cambiar el resultado, fallan. Cuando intentas controlar a otros, se activa la obsesión de seguir intentándolo. Es un círculo vicioso. No puedes controlas lo que está fuera de ti, sin importar cuanto lo intentes.
Aunque soltar a una persona sea una lección de vida, dolorosa, se vuelve más fácil con la práctica. Es por esto que tener una red de apoyo, es de vital importancia. En la soledad, tiendes a regresar, esperando cambiar el resultado final.
El proceso de soltar a una persona, es doloroso, pero ser dura contigo misma, por no hacerlo bien, aumenta tu propio dolor. Soltar a una persona es una montaña rusa de emociones: dolor, duda, miedo, etc. La única manera de salir, es a través del dolor. Con estos pasos, y el apoyo adecuado, podrás cerrar el capítulo, y es ahí donde está la paz.
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