Home > Pareja > Las segundas oportunidades: Son solo para algunas parejas
Las segundas oportunidades son un tema complejo. ¿Vale la pena? Es una opción válida, sólo para algunas parejas. Para saberlo, lee este artículo.
Cuando te lastiman, traicionan, o decepcionan, y es alguien importante, es difícil imaginar darle una segunda oportunidad. Sin embargo, el perdón es un valor fundamental en las relaciones humanas. Cuando se trata del amor, es fácil dejar algunas cosas pasar, y perdonar fácilmente
Pero, ¿cómo saber cuándo es el momento correcto? ¿Mejor seguir adelante? La parte complicada es que, todo depende. Depende de su situación, la dinámica de la relación, y un millón de factores que son únicos para ti. Sin embargo, hay ciertas reglas que ayudan mucho, sin importar la situación.
Todas conocemos un caso, en el que una pareja decide intentarlo una segunda, tercera, CUARTA vez. En lugar de trabajar en sus problemas, y evitar que sucedan otra vez, continúan con los comportamientos y patrones tóxicos. Saber cuándo decir “basta”, y cuando dar una oportunidad real, es más fácil dicho que hecho. Tienes que saber bien cuando vale la pena, y cuando es sólo un espejismo.
Índice
2. Su error no arruinó los cimientos de la relación
3. Cuando las acciones dicen más que mil palabras
6. Se arrepiente, genuinamente
7. ¿Cuándo no dar una segunda oportunidad?
8. Te engañó
10. Tuvo un impacto negativo en tu autoestima
11. Te trataba mal
No basta que te diga que te ama, y menos para darle una segunda oportunidad. Tiene que haber algo más que amor. Claro, es uno de los factores más importantes en una relación, pero no olvidemos la confianza, lealtad, y respeto.
Si el amor es lo único que los mantiene juntos, sin los factores que mencionamos, no vale la pena darle una oportunidad. Si los dos tienen una columna resistente, para construir una relación feliz y sana, una segunda oportunidad es algo que vale la pena considerar.
Decidir si darle, o no, una segunda oportunidad, depende, enteramente, en lo que hizo para estar en esta posición, en primer lugar. Aquí no hay juicios; si sientes que lo que hizo, no es lo suficientemente terrible como para arruinar los cimientos de su relación, vale la pena pensar al respecto.
Hay algunas ofensas que arruinan una relación, y no hay vuelta atrás. Pero, también hay los casos en los que el error es algo que se puede superar. Si sientes que estás en el segundo caso, entonces, por favor, haz lo que tu corazón, y cabeza, te dice que hagas.
Para poder decidir si le das, o no, una segunda oportunidad a tu ex, necesitas analizar sus acciones. Claro, las palaras pueden ser bonitas, y justo lo que quieres escuchar, pero, honestamente, a veces salen sobrando.
Si tu ex te está diciendo, y prometiendo, que cambiará, pero no hay una acción que pruebe sus palabras, ¿por qué deberías creerle? Está bien darle una segunda oportunidad, siempre y cuando sientas que está demostrando una intención, y se está esforzando, con el fin de enseñarte que merece esa segunda oportunidad.
Darle una segunda oportunidad a tu ex, significa que hay una esperanza de que, lo que haya pasado, no volverá a pasar. Pero, los viejos patrones de comportamiento, no se detienen como por arte de magia. Ambos tienen que trabajar, activamente, por cambiar esa dinámica que los separó. Si ambos están comprometidos a hacer que las cosas funcionen, y la idea del esfuerzo necesario no hace que quieran salir corriendo, tienes una segunda oportunidad para esto que llamamos “amor”.
Si alguien hace algo mal, ¿cómo sabemos que no lo hará una segunda vez? Usualmente, no lo hacen, pues aprendieron la lección. Si tu ex pareja ha aprendido de lo que sea que te hizo, y ahora sabe cómo arreglar las cosas, definitivamente deberías considerar darle una segunda oportunidad. Por otro lado, si sientes que no entiende las repercusiones de sus acciones, significa que no aprendió nada, y, tristemente, nada va a cambiar.
Pedir perdón, sin sentirlo, no funciona, en este caso. Para poder, realmente, seguir adelante, después de que algo salió mal, se debe reconocer el papel que cada quien jugó. Tu ex debe poder darse cuenta del dolor que pudo haber causado, y sentirse arrepentido.
Si tu pareja no se arrepiente de lo que hizo, ¿qué lo detiene de hacerlo de nuevo? Hay una grande diferencia entre pedir perdón, y sentir arrepentimiento. Sólo tú sabrás si tu pareja siente arrepentimiento autentico a la hora de pedir disculpas. Si no es real, entonces deberías decirle adiós, sin arrepentirte de hacerlo.
Como mencionamos antes, sólo tú sabes la magnitud del error de tu ex. Sin embargo, una relación con dinámicas tóxicas, tiende a distorsionar la forma en la que la gente ve las cosas. Hay ciertos límites que nadie debería cruzar. Si su error está en esta lista, debes decir adiós.
Con esto no se juega, o al menos, no debería ser el caso. Si te engañó, no merece una segunda oportunidad. Es una fuerte falta de respeto, que debería ser el último clavo en el ataúd. Vales mucho más que eso, y necesitas demostrarlo. No puedes regresar con alguien que hizo algo así, especialmente por las implicaciones. No es justo para ti.
Si tu ex te culpaba de todos los problemas, pero pide una segunda oportunidad, no se la des. Sólo busca manipularte, para que pienses que todo fue tu culpa. Si sigue en esa posición, no se arrepiente. Y cuando alguien no se arrepiente del daño que ha causado, no merece la oportunidad.
Tal vez lo amas mucho, y tal vez el también a ti, pero es posible que no sea bueno para ti. Es algo que pasa. Hay gente que no sabe cómo tratar a otros, y si te hacía sentir mal contigo misma, aún sin la intención de hacerlo, no deberías darle una segunda oportunidad. Puede llegar a hacerle mucho daño a tu confianza, lo cual es difícil de reparar.
No puedes, ni debes, perdonar el maltrato, en la presentación que sea. Claro, depende el nivel y frecuencia, pero si fue una de las razones por las que terminaron, había algo mal ahí. Si no te trató como una pareja, y te faltaba al respeto, de cualquier forma, no vale la pena una segunda oportunidad.
Cuando hablamos de segundas oportunidades, tienes que tomar en cuenta el riesgo latente de hacerlo. Mantén una cabeza fría al tomar la decisión, y una perspectiva realista.
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