Home > Pareja > No me convienes…y por eso me alejo de ti
Han pasado meses desde la última vez que te vi, y estaba convencida de que eras lo que le hacía falta a mi vida. Pero después de todo lo que he pasado contigo, puedo decir, sin miedo alguno, que no me convienes y por eso me tengo que alejar de ti.
Me convencí a mí misma de que no podía vivir sin ti, que no volvería a ser feliz otra vez a menos que volviera a ti. Pero regresar me hizo darme cuenta de algo que he sabido por mucho tiempo, pero no he querido aceptar.
Índice
1. Finalmente me di cuenta de lo tóxico que eres en mi vida
He idealizado tanto el amor, o la idea del amor, que a veces se me olvida lo bueno o malo que eso puede ser para mí. Llego a creer que está bien, y que el hecho de que me sienta bien significa que es lo correcto. Pero no es el caso contigo.
No es correcto que me quede con arrepentimientos, sintiéndome menos que cuando llegué a ti. Sintiéndome vacía porque sin importar cuanto quiera estar contigo, regresar me ha hecho darme cuenta de lo dañina que es nuestra relación.
Me hizo darme cuenta que habíamos funcionado por mucho tiempo, pero aún en esos años no me daba cuenta que siempre me hiciste sentir así. Siempre fuiste malo para mí, pero yo estaba completamente intoxicada por ti.
Me hiciste olvidar mis valores, como ser fuerte por mí misma, porque estar cerca de ti me debilita. Me hiciste hacer cosas de las que no me siento orgullosa, porque estar cerca de ti me hacía sentir viva. Todo esto me hace sentir enojada conmigo misma, y definitivamente, el amor no debería causar eso.
Pero nunca me di cuenta, lo ignoré o culpaba a cualquier otra cosa menos a ti. Disfruté cada momento alocado, cada error, cada vez que me deje ir por completo, porque lo único que me importaba en esos momentos era estar ahí contigo. Nunca quise vivir sin ti porque nunca pensé que podría disfrutar la vida sin tenerte cerca. Y quería quedarme, quedarme en esos momentos de comodidad porque me hacías sentir segura.
En todos esos momentos felices contigo, olvidaba cuánto daño me hiciste en los momentos en los que no quería nada más de lo que te quería a ti. Pensé que volver contigo podría ayudar, pensé que me recordaría lo mucho que te amo. Me equivoqué. Te amaba cuando volví (y probablemente aún lo hago), pero ahora no estoy tan segura de que sea sano.
Porque cuando, en esta ocasión, me fui, ya no sentí el mismo dolor que sentí la primera vez que me fui. Ya no sentía la tristeza o el arrepentimiento de partir. Esta vez, ni siquiera estaba segura de volver a ti.
Esta vez me sentí vacía, desesperanzada y como si me hubiera perdido a mí misma, porque eso es lo que me haces sentir. Me transformas en alguien que no soy, alguien que no reconozco. Y me rompe el corazón llegar a esta conclusión, porque te amo más de lo que te imaginas, pero la realidad es que no me conviene estar contigo. No me haces bien.
Aprendí que te puedo amar con todo el corazón, pero eso no significa que seamos el uno para el otro; no significa que vamos a terminar juntos, porque a veces no se termina con el amor de tu vida, y eso está bien. Amar lo que te hace daño tiene su encanto, pero en cierto punto, necesito alejarme de lo que quiero y empezar a buscar lo que es sano para mí a largo plazo.
Estar contigo, pero especialmente estar sin ti, me enseñaron mucho más de lo que podré explicar. Me enseñaron que aunque una relación requiere un cierto grado de esfuerzo y tiempo, no significa que el dolor perpetuo es parte del paquete.
Aprendí que no merezco vivir en una relación rodeada de duda, de soledad, tristeza y dolor. Aprendí que lo que merezco es ser la mejor versión de mí. No para ti, no para alguien más, para mí. Merezco rodearme de mis logros, mi valía, mi opinión. Merezco lo mejor, de mí, siempre.
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