Home > Pareja > Pareja tóxica: Señales de que estás en una relación tóxica
Algo no anda bien, y lo sabes. Si crees que estás en una pareja tóxica, y quieres saber las señales de que estás en una relación tóxica, sigue leyendo.
Las personas, especialmente las cercanas a ti, tienen un profundo impacto en tu bienestar. Todos experimentamos las subidas y bajadas de vivir, y amar, a personas imperfectas. Pero, ultimadamente, nuestras relaciones deberían ser una fuente de alegría, no de frustración. Cada ser humano merece tener relaciones ricas, recompensantes, y seguras. Y cada persona tiene una responsabilidad de co-crear estas relaciones. Es hora de aprender a encontrar las señales de que estás en una relación tóxica, para que puedas empezar a crear relaciones sanas.
Índice
1. ¿Qué es una relación tóxica?
4. Te sientes ignorada, y explotada
6. Juicio
9. Juegas un papel disfuncional
11. Vives en una nube de enojo
Una toxina es venenosa, una substancia que causa enfermedad, daño, o incluso, la muerte. En ese caso, una relación tóxica es una que enferma. Aunque todos tenemos nuestros momentos, y temporadas de egoísmo, una persona verdaderamente tóxica toma, y toma, y toma, y no da nada de regreso. Es como ser mordida por un vampiro, y drenada de vida. Te encuentras al servicio de alguien, a expensas de tus sentimientos, necesidades, y alegría.
No me malinterpretes, el servicio y sacrificio forman parte de una buena relación. Al igual que los retos, desacuerdos, el perdón, y la incomodidad. Pero, una relación sana es una dar y recibir. Los retos y sacrificios nacen, y fluyen, de la conexión, y el amor. Por cierto, mucha gente habla de las relaciones tóxicas en el contexto del romance, pero la realidad es que cualquier relación se puede volver tóxica, incluyendo a los compañeros de trabajo, cuñados, padres, hermanos, y amigos.
Entonces, ¿cómo distinguimos entre los retos normales de cualquier relación, y una verdaderamente tóxica? Aquí hay algunas señales comunes que puedes identificar, fácilmente.
No hablo de seguridad física, que también aplicaría. Hablo del sentido de seguridad emocional. ¿Puedes hablar, abiertamente, de tus pensamientos y emociones, con tu pareja? ¿Tu voz importa? ¿Sientes que te tienes que editar, por miedo a lo que dirá, o hará, si eres honesta? Una relación sana permite que las personas sean imperfectas, pero responsables de sus acciones, al mismo tiempo. Pueden decirse las cosas buenas, y las cosas malas, y hablar, abiertamente, sobre sus heridas. Eres vista, por completo, y aun así, amada.
La buena comunicación, es el pulso de toda relación, y es fácil salirse de las vías, sin querer. Como ejemplo, mi pareja y yo hemos pasado por temporadas de toxicidad, porque yo tenía miedo de expresas mis deseos, y necesidades. Yo deseaba, y asumía, y cuando mis expectativas no se cumplían, juzgaba a mi pareja, experimentaba decepción, y me volvía resentida.
No fue hasta que me abrí, que conectamos, realmente. Y no te equivoques, ser honesta no significa que todo mejora, mágicamente. Probablemente significa que las cosas se van a poner incómodas, y un poco dolorosas, pero eso es normal. Pero, enterrar tus dolores, y necesidades, en lo más profundo de ti, sólo lleva al resentimiento.
Una conversación con mucha carga emocional, activa una respuesta de defensa. Te vuelves explosiva, tacleando la amenaza de frente, o retrayéndote, en silencio. Otro ejemplo de la comunicación disfuncional, es el gaslighting, palabras manipuladores, deshonestidad, y agregar juicio a tus palabras, sin aclaración previa.
Imagina que tienes un huerto urbano, ¿qué pasaría si dejas esas plantitas, a su suerte? ¿Si nunca les das agua, o fertilizante? Las cosas no terminarían bien, ¿o sí? No por sonar como una hippie, pero la gente necesita cuidados, al igual que una plantita de un huerto. Si tu pareja no atiende tus necesidades básicas, no porque no pueda, sino que elige ignorarlo, estás en una relación tóxica.
Las personas tóxicas tienden a absorber, manipular, y moldear a las personas, para que cumplan con sus agendas personales. Sus planes, e intereses, dominan la relación. Te encuentras haciendo cosas que no quieres, sólo para complacerlas, ignorando tus valores, yendo a lugares que no quieres, o pasando tiempo con personas que te incomodan.
Nunca lo olvides: tú tienes el poder. Depende de ti, no de tu pareja, reconocer estos patrones, y poner límites sanos. Es tu trabajo decir que no, ser asertiva, y vivir alineada a tus valores. Pero, una persona tóxica se vuelve resentida, frustrada, o enojada, cuando pones estos límites, o vives tus valores.
Todos tenemos cosas raras, que hacen que la vida sea divertida, y un reto. La fuerza vital de una relación, es la curiosidad, no el juicio. Si te gusta levantarte temprano, pero a tu pareja no, no hay problema. En lugar de decir “deberías levantarte más temprano”, pregunta, “¿por qué te gusta dormir hasta tarde?”. Más allá de ser raros, todos somos un desastre. Decimos, o hacemos cosas, que lastiman a otras personas.
Necesitamos a personas que les importe lo suficiente, como para decirnos lo que hacemos mal. Ser confrontada con esto, es una parte importante de cualquier relación que valga la pena. Pero, una persona tóxica se acerca con una condena, y no con compasión. Usará tus errores del pasado como un arma.
¿Tu pareja te hace sentir menos? ¿Te hace sentir avergonzada, o tonta? Son señales de inmadurez emocional, lo que vuelve tóxica, cualquier relación. Las personas emocionalmente inmaduras, necesitan levantarse, apoyándose en tus errores, fracasos, e infortunios. Cuando no encuentran algo que señalar, tienden a inventar algo para humillarte, o agarrar un error de tu pasado, con el mismo objetivo.
La empatía es como un par de lentes, que te pones, para ver el mundo desde el punto de vista de alguien más. Es elegir no darle un sermón a alguien que llora, sobre lo que debe hacer, o recordarle a alguien que la pasa bien, todo lo malo en el mundo. Una persona tóxica, se concentra en sus propias necesidades, y deseos, ciega a las realidades de las personas a su alrededor. Cuando te abres, y compartes tu corazón con una persona tóxica, te topas con apatía, en vez de empatía. Pueden desestimarte cuando compartes algo importante con esa persona, virar la conversación de vuelta a ellos mismos, y buscar mejorar tu historia, con una propia.
Solemos revivir las historias relacionales de nuestra infancia, en la adultez. Para bien, o mal, estas historias son el mapa para la vida. Por ejemplo, una mujer se decide casar con un hombre que sólo pasa su día sentado, jugando videojuegos, para poder cumplir un rol de madre. O, un niño podría terminar por cuidar a un padre con una adicción, creyendo que es su trabajo arreglar a su padre.
Estar atorada en un rol así, es una señal de una relación tóxica, porque una relación así, no puede ser de dar y recibir, de manera mutua y equitativa. ¿Está dispuesto a crecer? ¿Estás dispuesta a crecer? Porque sólo cuando empezamos a cuestionar esos roles, automatizados, es cuando empezamos a sanar, y cambiar esos legados generacionales.
Una persona tóxica, siente una necesidad de mover la balanza del poder, a su favor. Te revisa constantemente, o te molesta con preguntas de qué haces, o con quién estás. Tu pareja usa su relación como un arma, para manipularte, y hacer que hagas cosas que no quieres. Se aleja cuando te enojas, y regresa corriendo cuando haces algo de “forma correcta”. Para comprobar esto, piensa en algo que te haga feliz. Si lo primero que piensas es “sí, pero (inserta nombre aquí) se va a enojar”, entonces, estás siendo controlada, o manipulada.
Las personas tóxicas son muy críticas, burlonas, y crónicamente sarcásticas. ¿Siempre tienes que andar de puntitas, cuando está cerca? ¿Siempre esta frustrada por algo? ¿Explota en episodios de enojo? Una persona, crónicamente enojada, no está bien, emocionalmente, y no puede ser una pareja adecuada. Cuando sientes que te tienes que esconder, sabes que es tóxico.
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