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Una relación tóxica…con la comida


La comida no es buena ni mala, se trata de cómo te relacionas con ella. Muchas veces comemos de prisa, con mucha hambre, por ansiedad, y sobre todo, con culpa. Solemos ver ciertos alimentos como algo prohibido que se convertirán en muchas calorías. Pero, resulta que por eso tienes una relación tan tóxica con la comida. Mientras no se cambie la forma de ver nuestra alimentación, ninguna dieta va a funcionar.

 

 

Está comprobado que las dietas no funcionan. ¿Por qué? porque ves la comida como algo prohibido. Y entre más le prohibas algo a tu cerebro, más  se antoja y cuando tengas la oportunidad de comerlo (fines de semanas libres) o termines tu dieta, te darás un atracón que te haga recuperar esos kilos fácilmente.

 

 

Y ese es el problema con la mayoría de las “dietas”. Entre más restrictivas son, más complicado es mantenerla a largo plazo. En una ocasión, una clienta que es nutriologa me hizo uno de los comentarios que más me han marcado respecto a la comida: “No vas a engordar por comerte una dona, ni adelgazar por comerte una ensalada”. El punto está en entender que no está prohibido. Es tu elección disminuir su consumo. La diferencia está en que cuando es algo voluntario, tu cerebro se siente libre, sabe que si se le antoja, podrá comerlo. Cuando retringes algo, te obsesionas, y cuando te lo comes vienen los sentimiento de vergüenza y culpa.

 

 

 

La verdad

No sigas las dietas o planes alimenticios de tus amigos. Lo que te funciona a ti, no necesariamente le funciona a todos. Debes encontrar el balance que te funciona a ti, por eso debes ir con un nutriólogo que te arme un plan a tu medida. Infórmate lo más que puedas. Recuerda que la información es poder.

 

 

El truco está en la moderación, no se trata de dejar de comer pizza y tener remordimiento cuando lo hagas, se trata de respetar tu cuerpo y comer balanceado de todo. Se trata de tener la paciencia y comprensión contigo misma que puedes tener con una amiga que está pasando por un momento difícil.

 

 

Aprendamos mejor a disfrutar la comida. Porque la realidad es que una comida sana preparada en casa puede llegar a ser más disfrutable que una rebanada de pizza y una soda. Además, y siendo honesta, hay un ligero sentimiento de orgullo cuando comes algo saludable. ¿Te ha pasado?. Sabe delicioso, como a victoria.

 

 

Respeta tu cuerpo: cuando lo haces y lo tratas bien, te lo va a regresar. La comida es combustible. Deja de lado esa voz en tu cabeza que te atormenta y te pide comer cuando estás triste o ansiosa. Pon mayor atención a los nutrientes que vienen con la comida y nutre tu cuerpo.

 

 

Escucha a tu cuerpo, el te dirá cuando tiene hambre y cuando es momento de parar de comer. No confundas tu ansiedad con hambre. El cuerpo es una máquina perfecta y extremadamente sabia.  Necesitamos conocer a nuestro cuerpo, pues muchas veces tanto la ansiedad como la sed son confundidas con hambre.

 

 

Algo muy importante para tener una buena relación con la comida es el balance. Puedes comer de todo, sólo es cosa de relacionarlas. Come una bola de helado o una bolsa de papas, dáte el tiempo para realmente disfrutar ese antojo. La comida no es mala. Pero puede que tu relación con ella lo sea.

 

-Marie, barista.

 

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