Home > Pareja > Tips para una relación sana y madura
Todos buscan una relación sana y madura, pero pocos saben alcanzarla. Checa estos tips para una relación sana y madura, y aplícalos a tu vida.
Las relaciones son complicadas. Pueden ser emocionantes, te hacen sentir amasa y querida, pero a veces, hay relaciones que no tienen nada bueno. Las relaciones vienen en tamaños y sabores diferentes; algunas son sanas, mientras que otras son totalmente tóxicas.
Las relaciones sanas deberían hacerte sentir apoyada emocional, física, mental, y espiritualmente. Si tu relación no es sana, o es tóxica, puede que sea hora de evaluar tus opciones para el futuro de esa relación o si hay necesidad de marcharte.
Hay muchos tips para mantener una relación sana, pero el más importante es asegurarte de que ambos están dando su mejor esfuerzo. Si una persona es la que hace todo el trabajo, las cosas no van a funcionar. Asegúrate de que ambos estén involucrados a tener una relación sana y madura.
Índice
1. Haz las cosas que hacían al inicio
3. Vuélvete experta en tu pareja
4. Preguntas más allá de “¿cómo estás?”
7. Creatividad en los tiempos juntos
10. Cuando dudes, busca profundo
11. Busca entender, no acordar
Conforme los meses y años avanzan, tendemos a hundirnos en nuestros pants de domingo, y ponernos a flojear en la relación. Perdemos la paciencia, gentileza, consideración, entendimiento, y el esfuerzo general que una vez tuvimos hacia nuestra pareja. Piensa en ese primer año de su relación y escribe todas las cosas que solías hacer por tu pareja. Ahora, empieza a hacerlas de nuevo.
Con el tiempo, asumimos que nuestra pareja nos conoce tan bien, que no es necesario pedir lo que queremos. ¿Qué pasa cuando asumimos esto? Se ponen expectativas, y así de rápido, se desinflan. Esas expectativas no cumplidas te dejan cuestionando la viabilidad de la relación, y la conexión. Ten en mente que “pedir lo que quieres” se extiende a todo, desde necesidades emocionales hasta físicas.
Piensa en cómo es realmente, y lo que lo emociona. Nos consumimos tanto en lo que creemos que quiere, en lugar de encontrar lo que realmente resuena en él. Recuerda que si es importante para él, no necesita tener sentido para ti. Sólo tienes que hacerlo.
Al final de un largo día, tendemos a desconectarnos mentalmente de nuestras vidas, y en consecuencia, de nuestra relación. Nos apoyamos en las preguntas estándar: ¿Cómo estuvo tu día? ¿Cómo estás?
Pero como escuchamos esa pregunta con tanta frecuencia, muchos de nosotros, como reflejo, contestamos con el mínimo, “bien, ¿y tú?”. Esto no hace nada para mejorar su conexión, y podría llegar a dañarla porque pierden la oportunidad de conectar regularmente, de forma pequeña.
Si tu pregunta clásica no activa mucho la conversación, intenta hacer preguntas más creativas: “¿Qué te hizo sonreír hoy?” “¿Cuál fue la parte más complicada de tu día?” Te sorprenderán las respuestas que vas a recibir, con el beneficio añadido de tener un mayor vistazo a tu pareja, y cómo experimenta su vida.
Crea un ritual semanal para estar juntos. Puede ser algo corto, o largo, pero empieza por preguntarse lo que funcionó o no, de la semana anterior, y lo que pueden hacer para mejor la próxima semana.
Además, usen esta oportunidad para tener claridad sobre sus horarios, planear una cita, y platicar de lo que más les gustaría que pasara en los próximos días, semanas, y meses de su relación. Sin una cita intencional para medir la temperatura, las necesidades no cumplidas, y el resentimiento, pueden crecer.
¿Qué cambiaría de su relación si ambos se comprometen a aumentar los comportamientos que encuentran sexy, y limitar lo que no son? Piénsalo de la manera más amplia. “sexy” se puede referir a los gustos y preferencias en la intimidad, pero también representa lo que los emociona del otro, en su día a día.
¿Es sexy que te ayude con las tareas diarias? ¿No es sexy que use el baño con la puerta abierta? Hablen sobre lo que significa “mantenerlo sexy” en la relación. Sorpréndanse, inspírense.
Rompan la rutina de “cena y cine”, y vean como un poco de novedad puede rejuvenecer la relación. ¿Presupuesto limitado? Busca ideas para citas económicas, y sorpréndete con la variedad de opciones. La idea es tener algo nuevo que esperar, y la emoción que viene con esto.
Las distracciones en la vida y el trabajo, se pueden volver importantes en nuestra mente, y eso deja poco tiempo y energía para la pareja. Practica el arte de “el outfit de la relación”. Esto significa que, con excepción de emergencias o entregas laborales, estés totalmente presente cuando estás con tu pareja.
Escuchas con atención (en vez de pretender que escuchas), dejas las distracciones atrás, y no las tomas hasta que el sol vuelve a salir, y sales de la puerta.
Cuando los inevitables conflictos salgan a flote, recuerda abordarlos con conciencia, y mucha amabilidad hacia tu pareja, y tú misma. Si ves que el estrés empieza a subir durante la conversación sobre un conflicto, ambos pueden tomarse un descanso para dejar que la cabeza se enfríe.
La clave se esta herramienta está en el hecho de que tienen que escoger un momento específico para revisitar la conversación, para que se pueda alcanzar una conclusión.
En la mayoría de los desacuerdos, nos comunicamos desde la “capa superior”, que es en donde las emociones obvias se encuentran: enojo, molestia, etc. Moverte desde esta capa lleva a mucha confusión, y una postura defensiva, y distrae del problema real.
Empieza a comunicarte desde la capa más profunda, donde están los sentimientos que realmente empujan tus reacciones, como la decepción, rechazo, soledad, o falta de respeto.
Este tipo de expresión crea un inmediato sentido de empatía, porque requiere honestidad y vulnerabilidad. La tensión se disipa, y desde ahí es donde encuentras las soluciones. Para asegurarlo, usa frases amables, no reactivas, cuando expreses estas emociones, como, “a mí me lastima cuando…”. Esto es mejor que, “eres un tonto porque…”
Fácil en teoría, difícil en práctica. Las conversaciones se vuelven discusiones cuando intentas escucharlo decir que tú tienes razón. Elige un acercamiento a las conversaciones como una oportunidad para entender su perspectiva, en vez de intentar que ceda. Desde esta perspectiva, tenemos un mejor dialogo.
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